lunes, 20 de octubre de 2008

El amor y sus diferencias

George Perdomo/ Escritor

El amor es un afecto mediante el cual el ánimo busca el bien verdadero o imaginado, este sentimiento logra la atracción de una persona hacia otra en la que se unen en una interacción mutua de vivencias, sentimientos, ideas y sueños de futuro.
El amor es un sentimiento natural e innato en los seres humanos, por tanto no es que lo podamos hacer “nacer” sino hay que dejarlo surgir, purificarlo y consolidarlo.
El amor es un afecto de inclinación espontáneo hacia alguien, es uno de los cuatro afectos como el miedo, la tristeza y la alegría.
El amor verdadero dignifica y enriquece nuestras vidas por que al consolidarse constituye la suma de vivencias de dos personas con sus virtudes y por supuesto con sus defectos.
Al enamoramiento no se le puede considerar como amor verdadero, así como la puerta de una casa no es el interior de ella.
El enamoramiento es la consecuencia emocional de ciertas reacciones químicas del cerebro, que nos hacen ver como reales, ilusiones que satisfacen nuestras necesidades sensuales, podemos decir que enamoramiento es la puerta que conduce hacia el interior en donde, si sabemos ser pacientes, encontraremos el amor verdadero.
El enamoramiento trascurre en un corto plazo de tiempo diremos los tres primeros meses, durante este periodo cae el telón que cubre los defectos de la otra persona que se ha idealizado, si cruzamos satisfactoriamente esta etapa, aceptando a la otra persona tal cual es, estamos encaminados a encontrar el amor verdadero.
El amor tiene infinitos matices que lo convierten en un sentimiento complejo y sencillo a la vez.
El amor no consiste en la forma de mirarse el uno al otro sino más bien en saber mirar los dos en la misma dirección.
El amor verdadero logra cambios reales en nuestro ser, ya que logra amoldarnos a otra persona quitando lo “negativo” para transformarlo en paciencia, comprensión, alegrías, compasión y creatividad, en estos cambios tiene mucho que ver la otra persona ya que sirve de enlace para conseguir el amor incondicional.
Así se aprende a amar más allá de las diferencias.
No es fácil aprender a amar, ya que nos empuja fuera de nuestro ego, “el yo” al que tanto nos aferramos.
El amor verdadero por su parte nos vuelve conscientes de nosotros mismos y de los demás y nos permite apreciar la vida como no la podemos imaginar.
Amor platónico es el que idealiza a una persona amada sin llegar a establecer con ella una relación real.
Las relaciones turbias, dudosas, violentas, no se las puede considerar de amor verdadero por la sencilla razón que amor es desprenderse de todo en busca del bienestar del ser amado.
Deseo es la atracción que se siente por alguien hasta el punto de quererla poseer.
En el momento en que se produce el deseo, nuestra mente ilusiona a los sentidos para que nuestro organismo entre en estado de excitación amplificando la necesidad instintiva, nuestro apetito para obtener satisfacción, el placer buscado, produciéndose éste fenómeno tanto en las parejas pasajeras como en las parejas estables.
Las personas que desean solo sexo difieren de las personas que quieren hacer el amor en sus motivaciones.
Quién desea solo sexo busca placer como único fin, sean estos hombres o mujeres, siendo el tiempo su principal enemigo, y en consecuencia son impacientes, al mismo tiempo son egoístas ya que no les importa los intereses y anhelos de la otra persona, no les importa el daño que pueden causar ni lo que el otro esté sintiendo o pueda sentir.
Es difícil reconocerlos ya que son artistas del camuflaje que bajo el ropaje de la galantería fingen estar interesados en la otra persona, saben seducir, saben llegar al corazón de quien desean, hasta lograr su cometido que una vez cumplido desaparecen como la niebla cando calienta el sol.
Los que hacen el amor van mucho más allá, porque sus intereses están cifrados en la realización, la felicidad de la persona amada, estas acciones les procuran satisfacción de ahí que el acto sexual aunque importante y anhelado no esté dentro de sus afanes como único fin, su interés va mucho más allá, su motivación es otra ya que desea profundamente el bienestar de la otra persona.
Esto es en esencia lo que hace que ésta persona construya el amor, en todo momento, es decir procurando el bienestar de su pareja.
El hombre y la mujer son iguales en dignidad, son como la cara y la cruz de una única moneda.
Para que haya armonía y equilibrio en una relación es necesario que en ellos permanezcan nítidas sus cualidades.
Aunque el hombre se empeñe en creer que es el más fuerte, tiene como norma gestos bruscos y descuidados y un peligroso poder de mando. Aún siendo así si miramos en su interior descubriremos que en ellos se esconden emociones profundas y estables, pasiones intensas que han aprendido a amar más allá de las diferencias.
El amor verdadero respeta siempre al otro en su esencia, le quiere, le acepta tal cual es, reconociéndole sus derechos a ser ella y él mismos.

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