lunes, 20 de octubre de 2008

Apoyados en tres

George Perdomo / Escritor y poeta


Aproximadamente a los siete u ocho meses de vida el ser humano aprende a andar en todas las direcciones apoyándose sobre sus cuatro extremidades, gateando, queriendo conocer las cosas, llevándose a la boca lo que encuentra. A partir del primer año de existencia nos levantamos y empezamos a movernos cerca de nuestro entorno apoyándonos solo en las extremidades inferiores.
En estas facetas de nuestra vida necesitamos de atentos cuidados, todo el cariño, comprensión y consejos que nos servirán a lo largo de nuestra existencia para lograr superarnos.
En la edad madura debido a varias circunstancias, siendo una de ellas el envejecimiento, por oxidación de los radicales libres nos vemos obligados a apoyarnos sobre un bastón por no poder mantener nuestro cuerpo erguido y a veces el propio peso del cuerpo llega a constituir una carga demasiado pesada para ser sostenido únicamente por las piernas, es decir necesitamos apoyarnos en tres.

Es cuando el hombre necesita que le devuelvan parte del cariño, cuidado y atenciones que él antes brindara.
Envejecimiento es el cambio gradual e intrínseco de un organismo que conduce a un riesgo creciente de vulnerabilidad.
Se puede definir también que el envejecimiento se debe a todas las alteraciones que se producen en un organismo con el paso del tiempo y que conduce a la perdida de las facultades funcionales.
No es un hecho comprobado pero se cree que nuestro organismo empieza a sufrir el proceso de las alteraciones (muerte paulatina de las células) antes de cumplir los treinta y cinco años de vida.
Los seres humanos estamos invitados a cruzar el puente de los treinta y cinco años y por ende comenzará en nosotros mismo el declive funcional de nuestro organismo.
Mientras luchamos en todos los terrenos para que descienda la tasa de natalidad en el mundo hay un fenómeno demográfico que va en aumento entre la humanidad.
La población de adultos va creciendo conforme pasan los años debido a las mejores condiciones sanitarias, a los grandes avances de la medicina preventiva, a los antibióticos, a los que se han unido los extraordinarios progresos de la nutrición, ellos en su conjunto han logrado que la esperanza de vida media que a principios de siglo no pasaba de los cincuenta años, se incrementara en poco tiempo hasta los setenta y cinco, que hay en la actualidad.
Podemos decir sin lugar a equivocarnos que el envejecimiento esta ligado al desarrollo de los pueblos.
El mundo envejece rápidamente y las personas mayores desempeñan un papel importante dentro de la sociedad en que vivimos.
Debemos devolver a las personas mayores los cuidados, protecciones y atenciones que ellos antes nos prestaron.
Es un deber responsabilizarnos por ellos para lograr que los días que le faltan por completar su ciclo sean de lo más placentero. Esta responsabilidad debe ser compartida entre las administraciones públicas, la sociedad y los familiares.
Las instituciones por si solas no pueden atender globalmente las necesidades de los mayores por ser demasiado complejas ya que se tratan de necesidades afectivas.


Sabemos que el mayor enemigo con el que se enfrentan las personas mayores es la soledad.
Nuestra lucha debe ir dirigida a conseguir que en los países pobres del mundo cuenten también con centros asistenciales para acoger a los ancianos, que ya cansados de sufrir penurias de pobreza en su vida por lo menos sus últimos años los pasen junto a otros seres como ellos en los que encuentren una especie de consuelo mutuo y sea más llevadero el paso inexorable del tiempo.
Boguemos ahora por ellos que luego ¿quién sabe si lo hemos hecho a favor de nosotros mismo?
Tenemos conocimiento que en la actualidad hay alrededor de seiscientos millones de personas mayores de sesenta años y se calcula que esta cifra se duplicará a partir del 2025, y llegará a los dos mil millones en el año 2050, constituyendo un serio problema incluso para los países desarrollados.

De niños andamos en cuatro
curiosos más que los gatos
al llegar a la vejez
del mundo ya estamos hartos
caminamos más despacio
desplazándonos en tres.

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