martes, 1 de noviembre de 2011

DIARIO " LA VERDAD DE ESMERALDAS

ESMERALDAS,17 DE OCTUBRE DEL 2011

DOS ESMERALDEÑOS SE DESTACAN EN ESPAÑA.
ESCRIBIENDO EL LIBRO DE POESIAS "DESDE OTRA ORILLA"

martes, 19 de julio de 2011

EL FANTASMA OSCURO DEL RÍO



CUENTO CAMPESINO ECUATORIANO
Autores: George Perdomo y Antonio Vidas.


Dicen que en los años 50, llegó a Ecuador, un hombre de raza negra, de aproximadamente, 184cm de estatura, desgarbado, de edad desconcertante, natural de "Tumaco" ciudad del Departamento de Nariño, de la vecina Colombia, llamado Román Ortiz.
Según había hecho saber a sus vecinos, Dijo que: Navegó perezosamente aguas abajo a través del río que delimita, el Norte, entre Colombia y Ecuador.
Dejándose llevar por la corriente de las aguas en las vaciantes, y en las mareas se apeaba a un costado de la orilla del río, amarrando su embarcación en las gruesas raíces de los natos, guayacanes, laureles y pechiches, que crecen mirando las orillas.
Aprovechando el tiempo estacionario, del cambio de las corrientes del río, capturaba en los manglares: cangrejos, conchas, jaibas, camarones y lenguados.
Intercambiando sus capturas, al paso de su lento recorrido fluvial, con los finqueros apostados a lo largo del cauce del río, con: plátanos, yucas, arroz, huevos y frutas.
Era una rústica embarcación, construida con materiales de la zona: bambú, balsas y tablones de laurel, a pocos metros de la popa de la barcaza se situaba una especie de camarote cercado y techado todas sus partes con hojas de bijao.
El camarote servía a más de dormir en las noches, para salvarse del sol inclemente, de las torrenciales lluvias, y más que todo bloquear el paso de los molestosos mosquitos.
En el centro de la nave, había un cajón de madera, revestidos el fondo y los costados con gruesas capas de barro amarillo, tenía unas fuertes patas de 50cm de altura. (Era el fogón donde cocía los alimentos), las brazas siempre estaban encendidas, de aquella manera el humo que desprendía las leñas hacía las veces de repelente contra los mosquitos.
Todas las piezas de la esperpéntica nave se unían entre si con lianas de bejuco.
En el centro de la popa había colocado un amplio canalete que hacía de timón.
Desde esa posición Román Ortiz gobernaba su "transporte naviero".- De vez en cuando se ayudaba de una larga palanca, para empujarse de las orillas.
Después de varios días llegó al pueblo norteño, ecuatoriano, "Borbón".
Vendió en el primer aserrío que encontró los materiales que componían su barcaza: Los tablones, las balsas, los bambúes, todas sus capturas realizadas en su recorrido y hasta las hojas de bijao.
El dinero adquirido le facilitó el resto del viaje a su destino final.
Un caluroso día con las últimas arrugas de la tarde, se asentó en una pequeña “Quinta” bananera enclavada en los límites de “San Gregorio”, en la ribera del río Canuto.

Cierta tarde noche, andaba a tropiezos por la ruta que conduce desde la desembocadura del “río Sucio” hasta encontrarse con la desembocadura del “río Repartidero” lugar donde se encuentra situado el pequeño poblado “San Gregorio”.
El serpenteante camino lo veía hacerse humo tras su cachimba por la sinuosa ruta, aromadas por las plantaciones de cacao, naranjos, limoneros, guayabos y pastizales, el sendero sintió cómo el peso del rugoso cuerpo del negro Ortiz, se fue quejando en pequeños avances...

Las nieves del tiempo habían hecho mella en el cráneo del viajero, tiñendo su ensortijada cabellera, la humedad fría de la vejez se había calado entre los huesos.
De súbito, Román Ortiz, se enredó entre unos salientes raíces de un yarumo que sobresalían alegremente del abrupto camino, cayó de su propia estatura, el sonido de su descendimiento, casi encorvado, fue a rebotar entre las piedras.
-Ay! - se quejó el negro. Ya no eran los años mozos.
Hizo un rotundo esfuerzo por levantarse y alcanzar su ajada estatura, se puso trabajosamente en pie como si se tratase de un elefante desplomado y le chirriaron los huesos, y, para no ceder ni un centímetro de vergüenza, miró a su alrededor. Nadie. Sólo árboles, y un viento que lo había visto caer, se desplumaba en finas carcajadas a través del follaje.
Pero Román Ortiz arrugó el ceño. Pálidos y mudos estaban los pambiles, y guayabos, el silencio oscuro del negro los había inmovilizado. Más, la cachimba, humosa y desterrada de su boca, seguía colgada del suelo.
Es un suicidio ceder la columna -pensó al tiempo que el día se iba poniendo amoratado, casi como su piel, y las primeras sombras empañaban su visión a ras del suelo. Entonces, con una rama de limonero que sobresalía , la arrancó y la partió en dos para atraer con ella la cachimba, y con ella hizo los movimientos posibles sin éxito, cuando una presencia no tan lejana, se ensimismó, interponiendo su sombra entre su cuerpo y la cachimba.Era Tomás Caicedo.
El tiempo desde su lecho, claramente había visto al mulato salir de la hacienda “Esmeraldita”, luego de cumplir su jornada, bajo la fronda de su sombrero que tapaba el cielo, su machete al cinto y sobre la música engomada de sus botas, el ojo agachado de Román Ortiz, lo escuchó venir del fondo del camino.

Tomás Caicedo divisó a Román Ortiz en la interjección del poblado “La Colorada”, y cuando se acercó -Buenos días- dijo Caicedo- ¿le ayudo?-preguntó.
- Buenas noches- corrigió el viejo Ortiz que sólo le había notado los dientes a su paisano, cuando éste se agachó a recoger la pipa del viejo y mientras la observaba dijo con admiración - ya no las hacen cómo antes-.Se la puso en las manos y el viejo Ortiz le agradeció. -Que el buen Dios te pague muchacho- y el mulato Caicedo con una leve sonrisa le respondió.- voy pá las fiestas de San Gregorio- dijo Caicedo.
-Yo también - dijo el viejo Ortiz, ambos, echaron andar sus sombras agarrando los pliegos del camino.
Se hacia de noche, y el viejo Ortiz sacó de su alforja que llevaba atravesada al cuerpo, una linterna que encendió con torpeza, y de súbito entre las ramas que enmarañaban el camino, una lechuza encendió sus terroríficos ojos.
Arrojó hacía adelante la luz de la linterna para guiar sus pasos y los de su acompañante, cuando lo vio torcer al lado izquierdo de la ruta.-
No vayas por ahí, muchacho-le advirtió el viejo Ortiz, y el mulato Caicedo, que dijo conocer todos los atajos, intentó convencerle señalando a cincuenta metros el puente de caña que atraviesa el pequeño estero.
El viejo Ortiz no hizo más que agarrarse de su advertencia y el mulato Caicedo le siguió.
El sol ya había dejado de pestañear cuando la noche, sobre los dos viajeros, se hizo cada vez más espesa, todo silencio, árboles, pastizales y pájaros, fundidos en una muda meditación, en una sordera que parecía eterna, y la furtiva mirada de una tuerta estrella los miró, y le hacía un cómplice guiño a la romántica luna.
Al cabo de media hora, el viejo Ortiz dijo en voz baja a su compañero -Fue ahí donde le mataron-
-¿Quién?-preguntó el mulato Caicedo que había notado al viejo en el trayecto muy ensimismado y alerta a cualquier sonido extraño que saliera de los bordes del camino.
-A Bolívar Minda- respondió Ortiz con cierto miedo. El negro Román, lo recordaba con profundo respeto.
Según había oído contar, que en épocas de menguante, para el recuerdo malo, hubo un asaltante de caminos, incendiario de pueblos, cuentero, violador y asesino a sueldo.
Un ser desalmado y sin remordimientos, asolaba estos campos, asechaba a sus víctimas escondido entre los matorrales, con su inseparable filudo machete.
-El policía Domingo Chamorro, lo cazó durmiendo su borrachera y le vació encima toda la carga de su pistola. Dicen que estaba recostado en el tronco de aquel guayacan- dijo Ortiz, señalando con un gesto de la boca.
Yo, ya he oído algo de eso, dijo casi en susurro el mulato.
Pero, a su pesar, aún a sabiendas, no hacía más que descolgar la boca y los ojos ante la historia del viejo, se había puesto pálido y sudoroso cuando un machete imaginario que saliera desde los matorrales de su relato le zampara el coco de su cráneo, como un profundo lampo que hubiera hecho corte en dos a una montaña.
Se persignó el mulato Tomás, y a cien metros de aquella historia, el viejo Ortiz señaló el lugar donde lo habían cosido a balazos, y aún con vida, había sido arrastrado por los pies y metido en una canoa, transportado río abajo entre insultos y escupitajos, hasta llegar a Mocoral, donde fue envuelto en un viejo y deteriorado poncho de goma y sepultado en un orificio que abrió al borde del barranco de la empinada colina que sirve de cementerio a los lugareños.
No joda Don Pedro, ya los pelos del cuerpo se me han empesao a erizar, y he comensao a sentir las pisadas de un hombre grande y juerte, que camina detrás de nosotros
Así es muchacho,-Cuentan que en éste sector se escucha que respira quejumbroso su fantasma- dijo el viejo-
-Si- respondió Caicedo asintiendo dos veces con la cabeza, y su amoratado cutis de mulato, de pronto se había convertido en amarillo pálido- en el color del miedo.
La vieja cachimba del negro Ortiz, parecía desprender cada vez más espesa la nube de humo, que no se elevaba en espirales, sino que se regaba a lo largo y ancho del callado sendero.
De súbito el viento sopló y las sombras erizadas de los árboles y la entiesada cabellera de las hierbas despeinadas por ese aire de terror, puso alerta a los dos viajeros. Escucharon un estruendo bajo sus pies, como si se rajara la tierra al galope de un millón de furiosos caballos que hicieran tintinear la pradera.
Al negro Ortiz ya se le había caído otra vez la cachimba de sus labios y la linterna, cuando se percató que el mulato Caicedo había huido de su lado y lo notó por el brillo de luciérnaga de sus ojos y sus dientes que se alejaban; iba chapoteando matorral abajo del barranco.
-Espera muchacho, no vayas por ahí- le advirtió por segunda vez el viejo. Pero Caicedo siguió, cuando sus botas de gomas, de amarillo chillón sintieron de pronto en la oscuridad que habían tocado el piso delgado del vacío.
Pero él lo sabía, se le habían acabado los metros de tierra que hacen al barranco, e indudablemente, lo sostenía el aire,¡ Tomás Caicedo cayó!, dejando escapar un atronador grito desde su angustia.
Un silbido antes de caer, y un chapoteo como una cosa extraña que cayera al fondo de la trampa escuchó el negro Ortiz, que confuso pegaba la carrera en la misma dirección también por los matorrales, sin preocuparse de recoger la cachimba y la linterna.
-Auxilio!-gritaba desesperado el viejo pidiendo ayuda en su desconcierto, y huyendo con torpeza.
La casa más cercana y ya abandonada, quedaba a mucha distancia de donde se encontraban; ¡Sus gritos desesperados solo pudieron ser percibidos por la lechuza, que continuaba con las farolas de sus ojos encendidas, y unos pequeños animalitos nocturnos que huían confusos por el alboroto en busca de refugios.
Acto seguido, los ojos del negro Ortiz habían tropezado con algo entre las sombras, como una pared o muro de hueso de cartílago, cayó y tan pronto se levantó ayudado por el mismo miedo, notó que le salía un hilo de sangre por la boca .
¿Pero qué era con lo que había tropezado?.A Ortiz sólo le quedaba retroceder sin saber adónde, cuando aquel muro de cartílago se acercó más, y de pronto, el muro tomó forma desde unos omóplatos oscuros y una pechera amplia y luminosa que dejaba ver abultadas extremidades y una cabeza enorme que ladeaba en la punta del tronco.
Y cuando lo vio el negro Ortiz ya más cerca de la llama de sus ojos, la boca se le descolgó en un grito mudo al reconocer que era el fantasma descarnado de Bolívar Minda que ahora desenvainaba un largo machete de acero al paso que iba acercándose.
Pero el negro Ortiz emprendió una veloz carrera, sintió cómo el rugido del machete en el aire se le pegaba por las espaldas
-¡Auxilio, auxilio!- gritaba el viejo. Árboles ni lechuzas, ni tan siquiera el viento escucharon el desesperado grito de socorro.
Se aliaron en complicidad al fantasma vengador abandonando al viejo desvalido.
Román Ortiz, sintió cómo por encima de su cabeza el fantasma se le adelantaba, para luego detenerse en mitad de la senda.
El viejo Román cayó de rodillas, no pudo más, el corazón aceleraba cada vez con más intensidad, cada vez más rápido, llevó las manos al pecho, y , se desplomó.
Por el sector viajó una fuerte carcajada, ¿la carcajada del fantasma quizás?
Los pastizales señalaban con las mudas huellas, por donde los cuerpos de los desafortunados caminantes habían sido arrastrados, e increíblemente se trataba del trayecto que había seguido el cuerpo del difunto criminal cuando fue crucificado a balazos.
El fantasma se tiró al fondo del río y nadó unas yardas donde había caído el hombre más joven, que se desnucó al caer; se los llevó al fondo.
En los días siguientes formaron una comisión integrada por 10 personas, encabezados por el teniente de la policía que desplazó al lugar donde los caminantes fueron vistos por última vez.
Ni árboles, vientos, pájaros, ni, nada. Román Ortiz y Tomás Caicedo, nunca regresaron.
Decían testigos y familiares que estas personas no tenían enemigos conocidos.
Aunque Juan de Dios Chamorro presentía que algo no cuadraba en aquella desaparición.
Juan de Dios Chamorro, había heredado la misma profesión que su padre Domingo Chamorro, o sea, policía y sabía de primera mano las historias que contaban en el poblado, las había escuchado en más de cien ocasiones.
Era conocido que el delincuente Minda tenía un pacto con el Diablo, y el engendro del mal le ayudaba en sus fechorías y a escapar de la policía.
Cuentan que a pesar de haber recibido ráfagas de tiros a corta distancia, seguía respirando,¡ no podía morir! ¡No acababa de morir! El Diablo le mantenía con vida. Por eso le envolví en un poncho de goma y lo arrojé en la fosa, como si se tratase de un perro rabioso y sin amo. Sabía decir Domingo Chamorro.
Juan de Dios guardaba silencio, ya que profesaba profundo respeto y admiración hacia quien le había dado el ser.
Por esa razón Juan de Dios Chamorro cuando vio que las huellas de sangre llegaban al final del barranco, sintió que un extraño escalofrió escurría a través de la columna vertebral.
Buscó refugio en el centro del grupo, y mantuvo los ojos abiertos y atentos a todo.
De pronto.- todo se quedó en silencio, el viento dejó de soplar, y hasta el ruido natural del bosque quedó mudo, pareció que el tiempo se detenía angustiosamente.
Los hombres de la comitiva se miraban entre si sintiéndose acojonados.
¡Que está pasando carajo!.- Dijo el comisario, la voz, salió temblorosa, casi silbando.
No se jefe, dijo Carlos Márquez, pero señor, ¡esto está color de hormiga!
Entonces, les envolvió un aire denso, pesado, pegajoso y fétido.
No me gusta pá nada esto ¡carajo!.- Dijo un mulato de mediana edad, que era conocido como Troliche.
Juan de Dios Chamorro fue el primero que sintió retortijones del estomago, y, horrible sensación de vomito y diarrea.
Luego fueron los demás acompañantes incluido el comisario.
Hablaban gritando, como queriendo demostrar a si mismo que no estaban acobardados.
-Bueno- mierda, dijo el comisario, es suficiente, nos retiramos todos.
¡Que nadie se quede aquí por ningún motivo! luego puntualizó- ¡Es una orden carajo!.
Agárrense de las manos y caminen a las canoas dijo Juan de Dios Chamorro.
Así lo hicieron, y se embarcaron en las canoas.

Quintero, adelanta tu canoa y avisa al Doctor Remigio Saltos que una decena de hombres estamos con él enseguida. Dijo el comisario.
Pá qué donde el Doctorcito, si el no sirve pá curar esto. Dijo el mulato.
Donde doña Evangelina es que debemos ir, ella es la que sabe curar estas cosas.- Dijo el manaba Telmo.
Que no se hable más remen con fuerzas, y alejémonos de este lugar. Dijo Juan Chamorro adelantándose al comisario.
El comisario ratificó la orden con un afirmativo movimiento de cabeza.
Los hombres lo tenían claro, estaban seguros de que tanto la desaparición de Román Ortiz, Tomás Caicedo, y los malestares, estaban relacionados con el "fantasma del río".
Una vez en tierra se apresuraron a la casa de "Tía Eva".
Decían que Doña Evangelina España era la mejor curandera que ha existido.
La vivienda de "Tía Eva", fue prácticamente invadida por los quejumbrosos hombres.
Tía Eva dijo.- esto es cosa del maligno.
Se persinó varias veces, Después extrajo de un descolorido baúl que estaba escondido en una esquina, una enorme olla de barro.
Atizó el fogón con unas gruesas leñas, y colocó la olla, cargada hasta la mitad de agua.
Tiró dentro de ella, ramas de paico, yerbabuena, romero, espíritu santo, gallinazo, y otras hierbas curativas.
Ustedes sufren de espanto de agua, mal aire y posesión del mal. Dijo Tía Eva.
Apagó el extraño cocido, dejó reposar unos minutos, pasó por los cuerpos leves golpecitos en cruz, con aquellas plantas sobre las espaldas de los hombres,e iba recitando continuamente el credo de manera casi inaudible.
Los hombres sentían sensación extraña, dejando de sentir los malestares.
Deben quemar la ropa que llevan puesta.- dijo Tía Eva con autoridad, percibo a través de la tela una fuerte energía negativa. El mal también se ha impregnado en la ropa.
El comisario y chamorro encendieron las cerillas, uno a uno se despojaron de las vestimentas y las arrojaron al fuego.
El gran beneficiado fue el dueño de la tienda del pueblo, aquel día vendió todas las pantalonetas y camisetas que tenía.
El comisario se hizo cargo de pagar la cuenta, firmando un papel que había redactado el abarrotero.
El policía Juan de Dios Chamorro pidió el cambio a otro destacamento. Al más alejado de la zona, tenía terror a la venganza del difunto criminal.
Decían unas rezanderas que el alma del malvado vagará eternamente, porque formuló el pacto con el Diablo para no morir, por lo tanto su alma no encontrará acomodo en ningún lugar.
Don Martiniano, Presidente de la Junta pro mejora del poblado, reunió a los habitantes de la zona, e invitó a una gran "Minga" con el fin de abrir otro sendero, dejando que se pierda para siempre en abandono el camino maldito.

Dicen que en el camino olvidado, ni tan siquiera la hierba crece y en, “Semana Santa” se alcanza a escuchar las burlescas carcajadas, distinguiéndose en la espesura nocturna; la dentadura blanca, discontinua y disforme, de aquel fantasma negro.

sábado, 2 de julio de 2011

A LA MEMORIA DE : OLMEDO PERDOMO FRANCO





Desde aquel nefasto día
ya dos lustros han pasado,
en que amigos y familia
sin tu presencia quedamos.
Volcamos el pensamiento
rellenando la memoria
cavilando a ritmo lento
repasamos nuestra historia
y en el alma sentimos
una llama que ilumina
que va marcando el camino
allí por donde hemos ido.
Esa luz que fue tu estrella,
que llenó toda tu vida
de amor, solidaridad,
de servicio a los demás.
Que fue timón de tu lucha.
Caminamos por tu huella,
somos hierba en tu sendero,
perseguimos tu estela,
confesamos ante el eterno.
Que fuiste un hombre bueno,
y que tu ejemplo y consejos
dirigen desde aquel día
la ruta de nuestras vidas.
Gracias padre, ¡eres mi guía!.

domingo, 19 de junio de 2011

EL NÁUFRAGO Y LA ISLA



Del poeta manabita Antonio Vidas.
Próxima publicación de la Asociación Zero´s Publisher
La Asociación Zero´s Publisher de Eivissa tiene el agrado de anunciar la próxima publicación del poemario EL NÁUFRAGO Y LA ISLA, del poeta ecuatoriano Antonio Vidas, residente en Palma de Mallorca.
El verano de 2011 ha coincido con la aparición de esta obra, tal vez reivindicando el carácter particular de la poesía de remar en contracorriente, de localizarse en los márgenes de los aspectos vitales de las sociedades modernas, o bien, de abusar de su carácter de ebullición para saltar a cualquier escena, en cualquier escenario, tiempo y espacio. Así es: El náufrago y la isla aparecerá en verano.
En su contenido, el poeta ha permitido que sus versos convivan con las cuatro estaciones que se marcan en la isla en la que reside desde hace una década, en Palma de Mallorca, y sin por el momento adelantar más detalles de lo que será esta nueva aventura editorial, traeré a la memoria de nuestros seguidores, uno de los más emotivos párrafos escritos por alguien que llega de visita a Ibiza, como efectivamente lo hicieron el propio autor, acompañado de los hermanos Perdomo: George, Doris y Estrella y de Jose, en marzo de 2011.

ANTONIO VIDAS: “De allá no hemos vuelto; algo quedó entre sus márgenes”
“ ¿Acaso la leyenda de nuestro viaje iba a estrellarse frente a las costas de tan hermosa isla, la demencia de las brújulas indicarían otra época mil años antes de Cristo, o se encallaría en medio de las turbulencias?. ¡Remad, remad!,, dijo la mano empuñando la pluma a lo largo del papel como una aleta de ballena azul, como un cigala que hacia atrás lleva su futuro. ¡Remad, remad!, dijo el corazón abierto a la nueva aventura, y el misterio marino abrió sus portones, se descalabraron las marismas, las dunas verdinales recorrieron sorbos iguales de espuma.
El corazón acantilado desde los profundos arrecifes, levantó en alto su garfio hacia la luna nueva, se volvió vulnerable a nuestra voz el rompeolas del silencio. ¡Tierra a la vista, tierra a la vista!, gritó el corazón desde los témpanos y los peñones aullaron las palmeras y los sicomoros. ¡Era Ibiza!, ¡Ibiza!, ¡hermanos era Ibiza!. Desde el mar muerto de nuestras vidas emergía Ibiza; desde el Índico al pulgar y el índice de los pinos, ¡Oh marinos, sabios, pescadores, era Ibiza!...Y la tierra corrió a nuestro encuentro, la isla levantó sus faldas para hacer más ligeros sus muslos, las selvas rocosas planearon sobre nuestras cabezas como viejas fragatas y pelícanos; el sol fumó junto a una parra de diamantes su vieja pipa de volcanes, al sonar sobre la tierra el pie y la primera soledad del hombre. Era Ibiza, hermanos, era Ibiza.
Y nos quedamos a solas George, Estrella, Doris, José y yo, como una soledad de cinco dedos mutilados, como un puño, Dios y el mar se alejaron para dejarnos a solas, nos alejamos todos para dejar a solas la hermosura de Ibiza. Pero el sol dejó de fumar su pipa de siglos, colgó y tendió sus vacaciones a secar en la línea del horizonte. El viento rasgó su permanencia, se coló por el orificio del tiempo, las bahías temblaron un mugido de catedrales, de galerías, desde la garganta de las cuevas, desde todos los torrentes de la magia sacudió el espíritu de la isla.
Era Ibiza y detrás de sus piernas, asomó la soledad adoptiva de su hijo. Era Efraín, hermanos, ese duendecillo de ojos mestizos, ese "astronauta gruñón y melancólico "desde su llaüt alzaba desde todos los vacíos y las grutas de la isla su pequeña mano de gigante, y el temblor de su saludo sacudió nuestra emoción, despeñó las nubes, levantó la inquietud de las ensenadas. Era Efraín, un habitante legendario de las soledades que emigraron, y su abrazo se desbocó como río, nos corrió el cuerpo con un calor de bienvenida. Era Ibiza, hermanos: dos peldaños más arriba del sueño por debajo del mar y la frente, el fósil de una Atlántida perdida. Y sin presentirlo, cada uno se alejó de uno mismo, soñó a su modo; la lluvia intentó atarnos los pies, pero no pudo, salimos a las calles, contamos historias y describimos lugares que sólo la poesía conoce. Descubrimos catedrales, fortalezas, museos de ensueño: éramos una palabra caminante que de repente chocaba con el mar y el murmullo de los pájaros. ¡Oh!, pero entonces, nunca como hoy he sentido, pleamares de ensueño, mi corazón sintió los cañonazos de la isla; mi tristeza aprendió a tocar el saxo; desde la punta de la hierba, las olas cosidas a caballo se desbocaron, embalsamaron mi herida, la nuestra. Y desde la inmensidad de todos los vacíos mi dolor puso señuelo a la muerte para pescar tumbas, cada quién pescó versos y soñó a su modo. Ibiza, marzo 2011.

viernes, 4 de marzo de 2011

IV ENCUENTRO INTERNACIONAL LITERATURA IBIZA PUERTO MEDITERRANEO DEL LIBRO Programa del IV Encuentro Internacional de Literatura


viernes 4 de marzo de 2011


Ibiza Puerto Mediterráneo del Libro
JUEVES 3
Conferencia a cargo de Ponç Pons, escritor del año 2011, presentado por Helena Alvarado. Biblioteca del Museo Arqueológico.
MARTES 8
20: 30h. Acto Inaugural: Puerto Mediterráneo del Libro 2011. Presentación a cargo de la Alcaldesa de Eivissa, Lurdes Costa y del Director del Encuentro, Gabriel Torres Chalk. Actuación musical a cargo de Projecte Mut. Can Ventosa.
MIÉRCOLES 9
11h. Inauguración de la Exposición Foto Biblio Hemerográfica en homenaje a Jorge Luis Borges a cargo del Centro de Arte Moderno de Madrid. Centro Cultural Ebusus. Visitas de 11 a 14 y de 17 a 21 hs. hasta el 13 de marzo inclusive. Entrada libre y gratuita.
12h. Una mañana con Jorge Luis Borges. A cargo de Claudio Pérez. Conferencia: Jorge Luis Borges en las Islas Baleares. Centro Cultural Ebusus.
18h. Lectura a cargo de Maria Antònia Oliver. Presenta Helena Alvarado. Sala des Polvorí.
19h. Inauguración de la exposición fotográfica “Les portes del port” a cargo de Víctor Prieto. Sala des Polvorí. Comisario: Gabriel Torres Chalk.
19.10h. Proyección de la filmografía de Mihai Grecu: “Coagulate”. Presenta Gabriel Torres Chalk. Sala d'Es Polvorí.
20.30h. Inauguración exposición: Dos Miradas de Sudamérica: Del Amazonas (Valle del Javarí, Brasil) a los Andes (Macchu Picchu, Perú). Fotografías de Nicolas Reynard y Gabriel Torres Chalk. Galería Vía2.
JUEVES 10
12h. El Amazonas y la literatura. Presentación y lectura a cargo de Pablo Cingolani. Sala des Polvorí.
17.30h. Homenaje a Delia Rengifo: “El abrazo de la despedida”. Con la presencia de Efraín Espinoza y Gabriel Torres. Sala des Polvorí.
18h. Una tarde con Mario Vargas Llosa . Conferencia a cargo de Jorge Eduardo Benavides. Presenta Efraín Espinoza. Sala des Polvorí.
20h. Vino y Poesía en Bodega César Winery. Presentación del Libro Fragmentos de Fuego editado por Paralelo Sur. Con la presencia del autor Reinhard Huamán, el editor Jordi Gol y la intervención del saxofonista Ivan Myslikovjan.
VIERNES 11
12h. Conferencia: Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño. A cargo de Nieves Vázquez. Presenta Claudio Pérez. Sala Cultural Ebusus.
17.30h. Presentación del cortometraje Memoria del Puerto II. Proyecto en colaboración entre Puerto Mediterráneo del Libro, Pauxa, y el Ajuntament d’Eivissa. Con la presencia de Vicent Ferrer, Teniente de Alcalde del Ajuntament, Gabriel Torres Chalk, Director del Encuentro y Pablo Alcántara, Director de Pauxa. Sala des Polvorí.
18h. IV Festival Internacional de poesía. Presenta Carles Fabregat. Sala des Polvorí. Participantes: Francesc Parcerisas, Hilari de Cara, Helena Tur, Toni Roca. Música a cargo de Juan Murenu y Numa Villarreal.
20h. Conferencia a cargo de Perfecto Cuadrado sobre el escritor del año 2011. Presenta Enric Tur. Biblioteca del Museo Arqueológico.
21h. Actuación de Yolanda Castaño. Cafetería Es Vermell.
SÁBADO 12
11h. Presentación de la quinta edición de la colección Islemas: Palabra de Poeta. Raúl Zurita II. Presentación del libro Imagen de Raúl Zurita: la Vislumbre del Paraíso, de Gabriel Torres Chalk. Edición de Del Centro Editores de Madrid. Presenta el Editor Claudio Pérez Míguez. Con la Intervención del autor y del saxofonista Ivan Myslikovjan. Sala Cultural Ebusus.
17h. Mesa Redonda: Mario Vargas Llosa . Participantes: Jorge Eduardo Benavides y Nieves Vázquez. Modera: Reinhard Huamán. Librería Hipérbole.
19h. Lectura poética. Juan Carlos Mestre. Presenta Vicente Valero. Club Diario de Ibiza.
20h. En defensa del Amazonas. Encuentro con Pablo Cingolani. Club Diario de Ibiza.
DOMINGO 13
18:30h. Presentación de Palabra de dramaturgo de Pepita Escandell y Vicent Ferrer, y presentación de Palabra de narrador de Fani Tur Riera. Sala des Polvorí.
20h. Lectura a cargo de Biel Mesquida. Presenta Helena Alvarado. Sala des Polvorí. Actuación del saxofonista Joaquín Luzón. Acto de Clausura. Con la intervención de Gabriel Torres Chalk, Director del Encuentro, y Vicent Ferrer, Teniente de Alcalde del Ajuntament d'Eivissa

DIARIO "LA VERDAD " -DE ESMERALDAS-ECUADOR

Esmeraldas Sábado 22 de Enero del 2011



George Perdomo Rodríguez- Escritor y Poeta Esmeraldeño se destaca en España.
Por Antonio Marchán Colobón.
Escritor, poeta y cronista ecuatoriano, George Perdomo Rodríguez, nació en las islas encantadas de Muisne, es uno de los Emigrantes que salió de nuestro país en busca de mejores días, despùés de periplos por Italia y varias ciudades españolas se radicó en Palma de Mallorca.
Desde donde ha escrito varios libros: Con temas de Inmigración y poesias.

EL ARPA DEL CEIBO EN LLAMAS del manabita ANTONIO VIDAS




De:
TUMBA DEL GRAN DÍA

Para ese verde quijote de la mancha manabita,
Hugo Mayo
quien desposó a la Lutona en las playas de Manta.

Tumba de mis días, ya siento tu losa pisarme los talones.
A tantas leguas de abeja tu dulzura. Oxigenas
al muerto con caídos crecimientos y flores agudas.
Ojerosa cal que ciegas precipicios que saltan de mis ojos,
tejes nudo de lluvia los dedos a que no vuelen.
¡Cómo que hoy es noviembre! Garrapatea la piedra en mi costado,
despioja en coma mis movimientos, en otros cráneos solitarios.

Veré el alba esconderse en mis ojos al cerrarse la losa del párpado,
sin oeste de sol, o este que tuve en clave de sol.
Veré mi contextura horizontal, caer el hueso nítido
en tu boca engrasada de ternura que me traga,
en tus intestinos matinales viajando a gatas;
cual moneda en tu panza de alcancía de mármol...

Tú, la glotona, la vomitadora del alma hacia el cielo,
la habladora todo el día en fechas mudas e iniciales,
y el ojo familiar del siglo que oye, al pasar el ramo...
Veré mis pies encabritados por delante de tus verjas,
la cabeza muda, arrastrar una multitud, con bridas y coronas.
Y estará alegre tu lapidario rabo al recibir mi bulto.

Día oeste que olfatea la paz
hundiendo el morro en calcáreas defunciones.
Alzas la oreja izquierda de tu cruz ante silentes maratones.
¡Cómo que hoy es domingo y no trabaja el párpado
en otras albas levantado!
Rudos óleos, misales rumiantes y cirios deslenguados rugen;
la campana que da una colleja al oído que está de espalda al rumor.

Perra tumba que vota espuma y arranca la cadena,
¡y persigue los muertos dando gritos por las calles!
¡Gusano!, es el alma que apesta y se sale por el ano,
es la horma de la vena que patea el pie seco de la sangre.
Es el corazón apeado del pecho hasta los talones,
que juega a buscar lombrices, almohadas de musgo impaciente.

¡Ah, esta tumba con pulgas y un moquillo torrencial!
Dado de palomas negras tirado al cielo,
a ganar el día perdido que nos resta de ahorradas mañanas,
¡y el ojo que trapecia enfrente numerosas trasparencias!
Y me sabrá a tierra mojada el sueño, el chillar de la hierba,
el desarrollo enano de los años que no han de crecer,
el pelo en prosa y las uñas largas en cortos gabinetes de mina,
allí donde la perra marmórea oculta su hueso y lo defiende,
y envenenada, le pega el invierno dos tiros secos de agua...

ANTONIO VIDAS, nace el 25 de abril de 1974,en Portoviejo, Manabí. El dibujo fue su primera inclinación artistica, aunque luego se decantó por la poesía oyendo los Chigualos; fábulas de abuelos y leyendas. Su principal inspiración surge con los versos de Michael Solar, con quien luego compartió aula en el colegio Olmedo (1991-1992). Antonio Vidas no ha ganado concursos, ni premios literarios, ya que su actitud se basó en la libertad de la creación, en el amor por la bohemia, que fue la actitud que finalmente encontró una vía de expresión en la poesía. Cursó estudios en la Universidad Técnica de Manabí, UTM, en Literatura y Castellano. Los poetas a quienes admira se nombran entre Hidrovo Velázquez, Peñaherrera, Chintolo, Ledesma, y como muchos otros ecuatorianos, los inicios con los Decapitados y su alta consideración por Dávila Andrade. Reside en Palma de Mallorca desde hace 8 años y asegura que en Ecuador verá la luz su primer poemario: "El arpa del ceibo en llamas"
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viernes 25 de febrero de 2011
DESDE OTRA ORILLA, un libro de poesía que se presenta en Palma de Mallorca


COMENTARIO DE LA PUBLICACIÓN DESDE OTRA ORILLA, POR: ANTONIO VIDAS
Tomado de: http://poemanabi.blogspot.com
Foto: George Perdomo y Estrella Celeste en la Biblioteca Babel, de Palma de Mallorca. Diciembre 2010

¿Qué de dónde vengo yo?, se pregunta uno de los ruiseñores desde la orilla de las cavilaciones, tan presente en Darío en eso de no saber “ni de dónde venimos, ni adónde vamos” porque George y Estrella son dos pájaros que emigraron a comienzos del fin del mundo, una soledad a dúo, presentes en las márgenes flotantes de esta isla: Mallorca.
Me llegó este precioso libro de manos de ellos, cuidadosamente elaborado desde los confines del alma, con un postmodernismo neo-barbado, a veces desbocado en sentimientos que no puede detener el ritmo interior ni la métrica enana, ni encerrarlo en un acento asonantado, gusto diseminado de sus autores. Entonces hablamos “DESDE OTRA ORILLA”, mitad George y Estrella.
George, es el ogro enamorado que habita entre nubes de nostalgia con sabor a cereza, contemplador del infinito del hombre entre que ”valiéndonos de hipnosis sueños/navegar en océanos de retorno”, defina a esos “tres tenores en cielos sempiternos” como la ópera universal de convivencia de amor, aunque a veces una negativa desdoble esos cimientos instintivos cuando “Pesa toneladas levantar la cabeza, /de Dios me sentía abandonado”, porque como el amor es pobre/el interés puede más”. Un juego humorístico y primaveral, es su campeonato con las flores cuando” las adelfas charlaban/con unas flores amigas,/mientras recogían las bolas/las laboriosas hormigas”, lo define como algo genuino, casi infantil, como sello único del poeta. Qué difícil es para el pensamiento, aquel que tiene talle de hebra, con toneladas de pesar, cuando desde los puertos de la frente no puede escapar porque: ”portó mucho equipaje”. Misterioso es a veces este bardo en la línea esotérica que ve su alma volver al cuerpo entre la comunión de Dios con el hombre, prepara para él los cantos y los designios. Siempre he confesado mi gusto por ese poema suyo llamado LOS VAGONES DE LOS RECUERDOS, versos que se descarrilan en un grito silencioso a los pies de sus cenizas, todo el viaje transitorio por este valle azul, pide a Dios, ”dote a mi corazón un manual de instrucciones”
Y ahora pasemos a conocer a Estrella, la dulce sargento de volcánico ceño, pero tan herida con un resquebrar de cañas en el alma, ella con nubes grises y un mes de marzo en Muisne” me quedé llorando, mi padre moría”, recuerda con ternura que” nací cuando el banano florecía”, parece que la voz mayor de un Carrera Andrade o un sentido Vallejo la contagió y la llevó a escribir este verso plantado frente a Muisne. Y digo la sargento con cariño, porque es de las voces que reclaman justicia por la patria maltratada por las siempre hienas y zopilotes, loros de academia, gobernantes que se lustran la lengua con mentiras , ella dice” Mi patria querida está en bancarrota/la desvalijaron rastreros gusanos”.
Estrella canta al mar desde la ventana del recuerdo, parece oír entre sus lágrima el Pacífico cuando evoca,
“Cómo olvidar tus rugidos/con la bóveda celeste/al vaivén de las olas/y la bondad de tu gente”. En Estrella siempre hay un deseo constante de volver a los orígenes que la cautivaron; precisa hablar del amor, la exaltación a la omnipresencia absoluta, a los valores humanos y las despedidas de las emociones.
Con ello digo que entre los Perdomo existe una influencia compartida y hermanada por los sentimientos ligados a la tierra y al ser humano, abasteciendo el corazón del lector de bellas sensaciones sensoriales y un relax; versos sencillos para llegar más pronto al entendimiento emocional del espíritu del hombre, hacen de este libro, no sólo un grito evocativo de distancia sino, un homenaje a voces de todas las soledades numerosas que hemos emigrado.

Ya lo hicimos
el año pasado en la sala del Instituto Ramon LLull para el mes de julio, y en la Biblioteca Babel de esta ciudad, en diciembre, orgnizado por el "Jeke", el poeta ecuatoriano y editor de Publisher Zero´s de Ibiza, Efraín Espinoza. Esperamos la presentación de este libro de los Perdomo desde la orilla del Instituto Ramón Llul para el 24 de marzo. Estaís todos cordialmente invitados. Y de paso también, estaremos para el 12 de marzo en Ibiza para el Encuentro Internacional. Desde ya, salud por este libro hermanos Perdomo.
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jueves 24 de febrero de 2011

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