domingo, 16 de noviembre de 2008

¿COMO LA AVARICIA HIPOTECO AL MUNDO?

George Perdomo/Escritor

Según los gobiernos de los países más poderosos del planeta, sin la ayuda de los estados (dinero público) no sería posible encontrar una salida para “palear” la llamada crisis financiera.
Desde siempre ha existido un refrán popular que recitaban nuestros mayores cuando algo no funcionaba : “La avaricia no es buena consejera” y esa codicia tiene al sistema financiero de los Estados Unidos y del mundo sumido en una de la más espantosa crisis.
Aunque no es la primera vez que los gobiernos de los diferentes países del mundo salen en auxilio de los desmanes financieros de los bancos y las grandes empresas, en esta ocasión es históricamente más costosa.
Debemos preguntarnos: ¿Porqué razón el pueblo tiene que pagar las fiestas de los que siempre han tenido todo?

¿Por qué tenemos que salvar éste sistema de explotación del hombre por el hombre?

¿Por qué tenemos que pagar las tarjetas de créditos de los que han vivido gastándose los dineros en los que les ha dado en gana?

¿Por qué no reconocemos de una vez por todas que el actual sistema financiero mundial ha fracasado?

¿Cómo se llegó a esto? A principios de esta década era más fácil comprar una casa, un coche, o adquirir dinero en efectivo, endeudándose en el banco, sin presentar garantías de solvencia. Era un apogeo de la sociedad de propietarios de viviendas.

Los bancos de inversión y de hipotecas encontraron la gallina de los huevos de oro en los inmigrantes que arribaban a Estados Unidos y a los países ricos con el fin de encontrar un futuro mejor.
De esto se aprovechaban las aseguradoras, las corporaciones privadas y demás instituciones que empezaron a crear bonos que vendieron a los bancos con el fin de hacer dinero rápido.

Todo esto sin ningún tipo de control ni regulaciones, los dueños de viviendas ponían precios altos para vender las casas de segunda mano y comprarse un chalet o adquirir una vivienda nueva por estrenar, alejados de la contaminación acústica de la ciudad y cambiar de coche.

Estas personas que no tenían deudas ni sobresaltos económicos, creyendo sacar tajada del “boon” de las prestaciones bancarias y las facilidades que se suponía pagar, cayeron en la trampa y pronto se vieron hundidas en el pozo de las hipotecas.

Llegó el momento en que el flujo migratorio decayó, el negocio de la vivienda y la venta de coches empezó a enfriarse y esas casas que fueron compradas a precios tan altos se habían depreciado, los dueños no podían venderlas ya que el dinero no les alcanzaba para pagar las hipotecas que habían incrementando el valor original por otro más elevado asfixiando con ello las escuálidas economías de las familias.

El jugoso negocio se derrumbó, produciendo la hecatombe que se les ha dado por llamar “La socialización de los pecados de wall Street”.
Es un hecho que cualquiera que sea el costo para salvar a las instituciones contaminadas con una cartera de hipotecas impagables aumentará el déficit fiscal.
Por lo expuesto les invito a proponernos las últimas preguntas:

¿Por qué ahora se protege a los más poderosos de las debacles económicas con el pretexto de salvaguardar el empleo y así solventar el bienestar de las familias?

¿Por qué no se ha protegido antes, en pleno bienestar económico mundial, la mal nutrición de las familias que mal vivían con salarios míseros?
Los representantes de los países ricos están obligados a tomar responsabilidad buscando soluciones definitivas a esta dudosa crisis financiera, no resulta creíble por mal que parezca, si hace pocos meses los señores representantes de bancos sacaban pecho en las televisiones hablando de ganancias.
Si el mercado libre ha fracasado, sería conveniente pensar en un modelo económico intermedio entre empresa privada y estado.

MENÚ